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La lírica del S XX hasta 1939

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LA LÍRICA DEL SIGLO XX HASTA 1939

 

 

A finales del siglo XIX las artes en general y la literatura en particular experimentan una renovación que se extiende hasta las primeras décadas del siglo XX. A esta renovación se le denomina de diversas maneras: modernismo, generación (o grupo del 98), arte nuevo… De entre todas las propuestas el término más englobador es el de Crisis Fin de Siglo. Pero ¿a qué crisis nos referimos?

Desde las últimas décadas del siglo XIX se suceden una serie de cambios políticos, sociales, económicos de gran calado en las diferentes manifestaciones culturales: nacimiento del socialismo y el anarquismo (a raíz de la precaria situación de la clase obrera urbana empleadas en fábricas), nuevas concepciones filosóficas, como el nihilismo (se produce una enorme influencia de Nietzsche, Kierkegaard, Schopenhauer o Bergson), que ahondan en un pesimismo profundo... París se convierte en la gran capital cultural del momento y desde ella irradian fenómenos que, como la bohemia, se extienden a otros países europeos. Esta renovación cultural es, pues, un hecho común a diferentes países europeos: Art Nouveau en Francia, Jugendstil en Alemania; en España, en Hispanoamérica, este periodo se identificará con los términos de Modernismo y Generación del 98. Las revistas jugarán un importante papel tanto de vehículo de novedades foráneas, como de difusor de manifiestos y proclamas.

 

 

1. Modernismo y Generación del 98

 

 

Tradicionalmente, los autores de finales del siglo XIX y principios del XX han sido divididos en dos grupos: modernistas y noventayochistas. Esta supuesta separación en dos grupos o escuelas se considera hoy superada, y tanto el Modernismo como la Generación del 98 se contemplan como dos aspectos de un mismo movimiento literario: la renovación poética de principios del siglo XX. La separación entre ambas denominaciones se ha mantenido a lo largo de los años más por razones didácticas que científicas.

Como ideas matizadoras se defiende que el modernismo es un movimiento fundamentalmente lírico, de carácter innovador que sincretiza diversas corrientes europeas: simbolismo, parnasianismo, prerrafaelismo o primitivismo, decadentismo, impresionismo… En definitiva: la búsqueda de la belleza por medio de la poesía. En sus composiciones prima lo cromático y lo sonoro; tratándose de un movimiento cosmopolita y elitista ( el poeta vive en su "torre de marfil"). Su epicentro se sitúa en Hispanoamérica, de hecho para muchos investigadores representa la independencia cultural de los países hispanoamericanos respecto a la metrópoli. Se sitúa como fundadores a José Martí y Rubén Darío, quien gracias a sus contactos con poetas españoles que ya habían destacado por su experimentalismo (como Salvador Rueda o Francisco Villaespesa) propició la llegada del movimiento a nuestro país.

Tradicionalmente se identifica la Generación del 98 (o mejor grupo del 98) con la preocupación por la regeneración de España, un país que a principios del siglo pasado sufrió una crisis a todos los niveles, ahondando en las causas de la decandencia (que ellos encuentran en la ruina espiritual del individuo influenciados por los movimientos filosóficos del momento). La sensación de una necesidad de cambio es compartida por los intelectuales españoles, que adoptan un tono más crítico y reflexivo, alejado de la actitud elitista de los poetas modernistas.

 

 

Vamos a estudiar brevemente los tres autores más representativos: Rubén Darío, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez.

 

 

Rubén Darío (1876-1916). Aunque tuvo importantes antecedentes fue el autor que fijó definitivamente este movimiento a partir de la publicación, en 1888, de Azul..., obra de gran influencia, compendio de poemas y pequeños cuentos, que refleja todas las características del Modernismo. Otras dos obras podemos destacar de Rubén Darío: Prosas profanas (1896), su libro más vitalista y alegre, y Cantos de vida y esperanza (1905), dividido en tres partes.

La influencia de este autor sobre los autores españoles de principios de siglo es decisiva, e incluso los autores del 27 lo tenían como uno de sus modelos.

 

 

▪ Antonio Machado (1875-1939). Se educó en la estética modernista y en el empleo de un lenguaje simple y conmovedor. Los temas principales de su poesía son: los recuerdos y evocaciones de su propia vida, la preocupación por España (Castilla y el paisaje de Soria como símbolos de la decadencia), el paso del tiempo, la muerte y la búsqueda de Dios. En 1903 publica Soledades, ampliada posteriormente en 1907 con el título Soledades, Galerías y otros poemas. Esta obra es fundamentalmente modernista. Su gran obra, Campos de Castilla, llegó en 1912, ampliada posteriormente en 1917. Aparece el tema de Castilla, la crítica a la “España de charanga y pandereta”, la esperanza en la juventud como elemento impulsor frente al atraso y la pobreza. Nuevas canciones (1924) recoge poemas escritos en Baeza y Segovia, adopta los metros cortos populares, la copla tradicional y los recursos expresivos del cante jondo. La poesía que Antonio Machado escribió posteriormente es escasa y de menor calidad que la anterior. Destacamos “Canciones a Guiomar” (publicadas por la Revista de Occidente en el número de septiembre de 1929) y algunas Poesías de guerra.

 

 

▪ Juan Ramón Jiménez (1881-1958). Se ha considerado uno de los iniciadores del Modernismo en España. Recibió el premio Nobel de literatura en 1956. Fue un hombre muy sensible, impresionable, elitista, amante de la Belleza y la perfección, que dedicó toda su vida a la poesía. En su obra se pueden distinguir tres etapas:

Sus primeras obras beben de la fuente de Bécquer (Ninfeas y Almas de violeta, ambas de 1900) y del Modernismo: Rimas (1902), Arias tristes (1903), Jardines lejanos (1904) y Pastorales (1905). Es una poesía adolescente, cargada de recuerdos, evocaciones, paisajes, jardines y atardeceres. Evoluciona hacia una poesía más barroca, más modernista por la adjetivación y el uso del alejandrino en Elejías (1907-8) y Poemas májicos y dolientes (1909). Esta etapa termina con Sonetos espirituales (1914-1915).

Diario de un poeta recién casado, publicado en 1917, abre un segundo periodo en la poesía de Juan Ramón. La poesía se va desnudando, es poesía pura, más intelectual y difícil, en la que el autor elimina los adornos innecesarios, el argumento o el sentimiento. Son poemas cortos y densos, dirigidos a una minoría. En esta etapa incluimos obras como Eternidades (1916), Piedra y cielo (1917), Poesía (1923) y Belleza (1923).

La tercera y última etapa sería la poesía que escribió en el destierro desde 1936. Es cada vez más profunda y metafísica, hermética, aparece un dios (con minúscula) que representa la conciencia mía de lo hermoso. En esta etapa destaca En el otro costado (1936-42) y Dios deseado y deseante (1948-1949).

 

 

2. Las vanguardias europeas y la poesía española

 

 

En el primer tercio del siglo XX aparecen en Europa una gran cantidad de movimientos culturales (no sólo literarios) y artísticos basados en la provocación, la ruptura con lo anterior y el intento de buscar caminos nuevos al arte. Son las vanguardias, también conocidas como los ismos: Futurismo, Expresionismo, Cubismo, Dadaísmo y Surrealismo. Estos movimientos son la respuesta al desencanto al que había llevado la sociedad industrial de pensamiento cientifico heredera de la Ilustración, desencanto que coindice con la Primera Guerra Mundial, donde chocan los intereses económicos y políticos de distintas naciones. Todo esto conduce a una pérdida de interés por el arte representativo, en favor de lo experimental y lo lúdico, como vías de evasión de la realidad. Por encima de todo hay un deseo de superar las formas de expresión convencionales, produciéndose una interrelación entre las diferentes manifestaciones artísticas. En España también encontraremos, además de la influencia más o menos amplia de los anteriores, el Ultraísmo y el Creacionismo.

En España hubo un autor en estos años que sirvió de impulsor de todos estos movimientos: Ramón Gómez de la Serna (1888-1963). Participó en todos los movimientos renovadores y defendió las nuevas tendencias. Creó la greguería hacia 1910. Se trata de frases breves que recogen una idea original o una metáfora insólita a través del humor, el lirismo y el juego verbal.

 

 

3. Los autores del 27

 

 

Con motivo del tercer aniversario de la muerte de Góngora, surgió en el año 1927 otra generación literaria, la Generación del 27. Los poetas de esta generación toman una postura abierta y definitiva a favor de la creación de una poesía nueva y antiacadémica, pero no eluden la naturalidad de la poesía tradicional castellana; es pues un movimiento de fusión de tradición y vanguardia, que supera las pretensiones de minoría selecta de los movimientos puramente vanguardistas. Los principales autores que conforman esta Generación son: Pedro Salinas (1892-1951),  Jorge Guillén (1893-1984), Gerardo Diego (1896-1987), Federico García Lorca (1898-1936), Vicente Aleixandre (1898-1985), Dámaso Alonso (1898-1990), Luis Cernuda (1902-1963),  Rafael Alberti (1902-1999). Nos centraremos en Federico García Lorca ya que todos los demás siguen escribiendo después de 1936.

 

 

▪ Federico García Lorca (1898-1936). Fue en el periodo 1920-1924 cuando compuso Libro de poemas, Poema del cante jondo, Primeras canciones y Canciones. Muchos de los poemas de su primer libro son muy semejantes a los de Soledades de Machado, e incluso usa las mismas imágenes para cavilar tristemente sobre el tiempo y la muerte. Pero a medida que Lorca se va abriendo paso hacia su nuevo estilo, su melancolía más bien literaria va cediendo lugar a una vigorosa inyección de inspiración popular y a una bulliciosa audacia en la invención de la metáfora.

En 1928 se publica el Romancero gitano, donde Lorca procura armonizar lo mitológico gitano con lo puramente vulgar de los días presentes. Poeta en Nueva York (escrita entre 1929 y 1930) fue una obra compuesta durante la visita de Lorca a la ciudad de Nueva York. En estos poemas se muestra el horror que sintió al ver la naturaleza brutalmente discorde de Nueva York durante el crac de Wall-Street, A estos poemas se les ha llamado surrealistas

 

 

Miguel Hernández (1910-1942)

Miguel Hernández pertenece a la Generación del 36, pero a causa de sus afinidades personales y poéticas con algunos autores del 27, como Federico García Lorca y Vicente Aleixandre, puede ser incluido junto a ellos como hermano menor o genial epígono (según Dámaso Alonso).

En Madrid conoció a los autores del 27, además de a Pablo Neruda. En la Guerra Civil se alistó y combatió del lado de las tropas republicanas.  En 1933 publica su primera obra, Perito en lunas, con influencia de Góngora. En 1936 llega El rayo que no cesa, formado en su mayoría por sonetos vitalistas y amorosos. El autor muestra ya un gran dominio de la técnica y una asimilación de las influencias recibidas. Además, el libro incluye la gran “Elegía a Ramón Sijé”, dedicada a su amigo fallecido.  Su lenguaje se vuelve más sencillo y accesible. Publica Viento del pueblo (1937), de temática social y El hombre acecha (1939), en la misma línea. En la cárcel compone el Cancionero y romancero de ausencias (1938-41), donde se rebela contra la injusticia. Son poemas intimistas y conmovedores en los que recuerda, por ejemplo, a su mujer y su hijo en las “Nanas de la cebolla”.

Miguel Hernández es el primer poeta del siglo XX en España que se ocupa de temas sociales en su poesía. Actúa como puente entre la Generación del 27 y los autores de posguerra y su obra destaca por su apasionamiento, su hermosura y, sobre todo, su sinceridad.

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